Pedro Almodóvar “Patty Diphusa” Prologo
(…)
Siempre bajo mi punto de vista, los primeros ochenta fueron años intrépidos, en los que el tiempo daba mucho de sí. No solo éramos mas jóvenes y mas delgados, sino que el desconocimiento hacia que nos lanzáramos a todo con alegría. No conocíamos el precio de las cosas, no pensábamos en el mercado. No teníamos memoria e imitábamos todo lo que nos gustaba, y disfrutábamos haciéndolo. No existía el menor sentimiento de solidaridad, ni político, ni social, ni generacional y cuando mas plagiábamos mas auténticos éramos. Estábamos llenos de pretensión, pero la falta de perspectiva producía el efecto contrario. Las drogas solo mostraban su parte lúdica y el sexo era algo higiénico.
No pretendo generalizar, estoy hablando de mi y cien personas mas, que yo conociera (pero había muchas mas). Para ellos y en ese ambiente nació Patty Diphusa. En aquellos primeros ochenta vivíamos en una permanente –factoría-de-Warhol. Cuando leí las memorias de Edie Segwick comprendí hasta diez años después que punto ciertos círculos de Madrid eran idénticos a ciertos círculos de Nueva York. Círculos viciosos y sin salida, se entiende.
(…)
lunes, 16 de enero de 2012
WALTER BENJAMIN. TESIS DE LA HISTORIA, TESIS IX
GERHARD SCHOLEM: Gruss vom Angelus.
Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irrefrenablemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
LA NOCHE DEL MUNDO, HEGEL
LA NOCHE DEL MUNDO
Hegel, “Jeaner Realphilosophie”
El ser humano es esta noche, esta nada vacía, que lo contiene todo en su simplicidad –una riqueza inagotable de muchas representaciones, múltiple, ninguna de las cuales le pertenece- o esta presente. Esta noche, el interior de la naturaleza, que existe aquí –puro yo- en representaciones fantasmagóricas, es noche en su totalidad, donde aquí corre una cabeza ensangrentada –allá otra horrible aparición blanca, que de pronto esta aquí, ante el e inmediatamente desaparece. Se vislumbra esta noche cuando uno mira a los seres humanos a los ojos –a una noche que se vuelve horrible.
Hegel, “Jeaner Realphilosophie”
El ser humano es esta noche, esta nada vacía, que lo contiene todo en su simplicidad –una riqueza inagotable de muchas representaciones, múltiple, ninguna de las cuales le pertenece- o esta presente. Esta noche, el interior de la naturaleza, que existe aquí –puro yo- en representaciones fantasmagóricas, es noche en su totalidad, donde aquí corre una cabeza ensangrentada –allá otra horrible aparición blanca, que de pronto esta aquí, ante el e inmediatamente desaparece. Se vislumbra esta noche cuando uno mira a los seres humanos a los ojos –a una noche que se vuelve horrible.
sábado, 14 de enero de 2012
Julio Cortazar "Me caigo y me levanto"
Julio Cortazar "Me caigo y me levanto"
Nadie puede dudar de que las cosas recaen,
un señor se enferma y de golpe un miércoles recae
un lápiz en la mesa recae seguido
las mujeres, cómo recaen
teóricamente a nada o a nadie se le ocurriría recaer
pero lo mismo está sujeto
sobre todo porque recae sin conciencia
recae como si nunca antes
un jazmín para dar un ejemplo perfumado
a esa blancura
¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo?
el mero permanecer ya es recaída
es jazmín entonces
y no hablemos de las palabras
esas recayentes deplorables
y de los buñuelos fríos que son la recaída clavada
contra lo que pasa, se impone pacientemente la rehabilitación
en lo más recaído hay algo que siempre pugna por rehabilitarse
en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda
en los poemas de Pérez, en Pérez
todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante
pero el problema, para nosotros lo que pensamos nuestra vida
es confuso y casi infinito
un caracol segrega y una nube aspira
seguramente recaerán
pero una compensación ajena a ellos los rehabilita
los hace treparse poco a poco a lo mejor de si mismos
antes de la recaída inevitable
pero nosotros tía ¿cómo haremos?
¿cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído
si por la mañana estamos tan bien
tan café con leche
y no podemos medir hasta donde hemos recaído en el sueño
o en la ducha
y si sospechamos lo recadente de nuestro estado
¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña
al terminar su obra maestra
al afeitarse sin un solo tajito
no toda recaída va de arriba abajo
porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa
cuando ya no se sabe donde se está
probablemente Icaro creía tocar el cielo
cuando se hundió en el mar …. y
dios te libre de una zambullida tan mal preparada
tía ¿cómo nos rehabilitaremos?
hay quien ha sostenido que la rehabilitación
sólo es posible alterándose
pero olvidó que toda recaída es una desalteración
una vuelta al barro de la culpa
perfecto!
somos lo más que somos porque nos alteramos
salimos del barro en busca de la felicidad
y la conciencia y los pies limpios
un recayente es entonces un desalterante
de donde se sigue que
nadie se rehabilita sin alterarse
pretender la rehabilitación alterandose es una triste redundancia
nuestra condición es la recaída y la desalteración
y a mi me parece que un recayente debería rehabilitarse de otra manera
que por lo demás ignoro
No solamente ignoro eso
sino que jamás he sabido en qué momento
mi tía o yo recaemos
¿cómo rehabilitarnos entonces si a lo mejor no hemos recaído todavía?
y la rehabilitación nos encuentra ya rehabilitados
Tía, no será esa la respuesta ahora que lo pienso...
Hagamos una cosa:
Usted se rehabilita y yo la observo
varios días seguidos
digamos, una rehabilitación continua
usted está todo el tiempo rehabilitándose y yo la observo
o al revés si prefiere
pero a mí me gustaría que empezara usted
porque soy modesto y buen observador
de esa manera si yo recaigo en los intervalos de mi rehabilitación
mientras usted no le da tiempo a la recaída
y se rehabilita como en un cine continuado
al cabo poco nuestra diferencia será enorme
Usted estará tan por encima que dará gusto
entonces yo sabré que el sistema ha funcionado
y empezaré a rehabilitarme furiosamente
pondré el despertador a las tres de la mañana
suspenderé mi vida conyugal
y las demás recaídas que conozco
para que, sólo queden las que no conozco
y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos tía
y será tan hermoso decir...
ahora nos vamos al centro y nos compramos un helado
el mío todo de frutilla
y el de usted con chocolate y un bizcochito.
martes, 10 de enero de 2012
Michel Houellebecq, extracto de “la posibilidad de una Isla”
Michel Houellebecq, extracto de “la posibilidad de una Isla”
Daniel 1,12
Durante la primera parte de tu vida, no te das cuenta de tu felicidad hasta que la has perdido. Luego llega una edad, una segunda edad, en que sabes, en cuanto empiezas a vivir algo feliz, que acabaras perdiéndolo. Cuando conocí a Belle, comprendí que acababa de entrar en esa segunda edad. También comprendí que no había llegado todavía a la tercera, la de la autentica vejez, cuando el echo de prever la perdida de la felicidad impide incluso llegar a sentirla
(…)
Fue una extraña historia. Desgarradora, tan desgarradora, Belle mía. Y sin duda lo mas extraño es que no me sorprendiera de verdad. Esta claro que, en mis relaciones con la gente (he estado a punto de escribir “en mis relaciones oficiales con la gente”; y si, es un poco eso), había tenido tendencia a sobrestimar mi desesperación. Así que algo dentro de mi sabia, siempre había sabido que terminaría encontrando el amor; hablo del amor compartido, el único que vale la pena, el único que puede llevarnos de verdad a un orden de la percepción diferente, donde la individualidad se resquebraja, donde las condiciones del mundo se modifican y su continuación se revela legitima. Sin embargo, yo no tenia nada de ingenuo; sabia que la mayoría de la gente nace, envejece y muere sin haber conocido el amor. Poco después de la epidemia de las “bacas locas”, se promulgaron nuevas normas para identificar la procedencia de la carne bobina. En las secciones de carnicería de los supermercados, en los establecimientos de comida rápida, se vieron aparecer pequeñas etiquetas con inscripciones parecidas a esta: “nacido y criado en Francia. Sacrificado en Francia”. Pues si, una vida sencilla.
(…)
Fue una extraña historia. Desgarradora, tan desgarradora, Belle mía. Y sin duda lo mas extraño es que no me sorprendiera de verdad. Esta claro que, en mis relaciones con la gente (he estado a punto de escribir “en mis relaciones oficiales con la gente”; y si, es un poco eso), había tenido tendencia a sobrestimar mi desesperación. Así que algo dentro de mi sabia, siempre había sabido que terminaría encontrando el amor; hablo del amor compartido, el único que vale la pena, el único que puede llevarnos de verdad a un orden de la percepción diferente, donde la individualidad se resquebraja, donde las condiciones del mundo se modifican y su continuación se revela legitima. Sin embargo, yo no tenia nada de ingenuo; sabia que la mayoría de la gente nace, envejece y muere sin haber conocido el amor. Poco después de la epidemia de las “bacas locas”, se promulgaron nuevas normas para identificar la procedencia de la carne bobina. En las secciones de carnicería de los supermercados, en los establecimientos de comida rápida, se vieron aparecer pequeñas etiquetas con inscripciones parecidas a esta: “nacido y criado en Francia. Sacrificado en Francia”. Pues si, una vida sencilla.
Sam Shepard, extracto de “crónicas de motel”
Sam Shepard, extracto de “crónicas de motel”
sudan y se llaman “cariño” el uno al otro
contratan adivinas que mienten
enmarcan fotos de los niños a los que han mandado lejos
tutean al viejo camarero negro
contratan orquestas de ritman blues descafeinadas y les piden que toquen con guitarra acústica
ponen expresiones ceñudas si alguien habla de bañarse desnudos
se confiesan ante todo aquel que quiera escucharles
todos tiene su “mas antiguo y querido amigo”
que generalmente es aquel con quien mas se han confesado
detestan que les digas “feliz cumpleaños”
les encanta que haga tantísimo tiempo que no te habían visto
inmediatamente se van con el siguiente
Su soledad esta cubierta de muecas sonrientes
Su soledad se ahoga bajo un círculo de “amistades”
sábado, 7 de enero de 2012
Extracto de “Visiones de Cody” de Jack Kerouac
Extracto de “Visiones de Cody” de Jack Kerouac
No existe forma alguna de evitar los enigmas. Como la gente en los bares que sonríen llegan y toman asiento pero cuando se van, cuando al unísono retiran las sillas y levantan los abrigos y sus cosas, lo hacen con caras sombrías (todos ellos con el mismo grado de semi-melancolía especial de desilusión porque la promesa del momento de sonrisas de la llegada no se cumplió o si lo izo, murió después de una existencia breve) – y durante esa breve existencia que tiene la misma calidad inconsciente y ciega que el orgasmo, todo esta sucediendo en sus almas – ésta es la PARTIDA – el apogeo y ápice de posibles de las relaciones humanas – dura un segundo – ocurre el mensaje vibrante – empero no es tan místico tampoco, es amor y simpatía en un relámpago. De igual modo, nosotros, que hacemos toda la noche demencial (orgias sexuales de cuatro variantes, conversaciones de tres días, viajes en automóvil transcontinentales e ininterrumpidos) tenemos esa sombría melancolía momentánea que señala la necesidad del sueño – nos hace acordar que es posible detener todo esto – además nos recuerda que el momento es inasequible, que ya se ha ido y que si dormimos, lo podemos convocar nuevamente mezclándolo con otras combinaciones ilimitadas y hermosas – barajar las viejas tarjetas del archivo del alma en un sueño demente y alucinado – Así la gente en la cafetería tiene ese aspecto pero solo hasta que recoge los sombreros y las cosas porque la melancolía es también una señal que se envían los unos a los otros, una especia de “buenas noches, señoras” de quizás una amabilidad interior del corazón. ¿Qué clase de amigo se sonreiría abiertamente ante la cara de sus amigos es la hora de la melancólica recogida de prendas y de inclinarse para partir? Entonces es una señal de “ahora abandonas esta mesa que había prometido tanto – éste es nuestro obsequio a los tristes”. La melancolía se va tan pronto como alguien dice algo y se encaminan a la puerta – riéndose, arrojan ecos al escenario de su desastre humano – salen caminando por la calle en el nuevo aire que provee el mundo.
Extracto de “viaje al fin de la noche” de Louis-Ferdinand Céline
Extracto de “viaje al fin de la noche” de Louis-Ferdinand Céline
Conque al servicio de la compañía Pordurière del Pequeño Togo trabajaban, al mismo tiempo que yo, ya lo he dicho, en sus cobertizos y plantaciones, gran numero de negros y pobres blancos de mi estilo. Los indígenas, por su parte, no trabajaban sino a estacasos, conservaban esa dignidad, mientras que los blancos, perfeccionados por la instrucción publica andan solos.
La estaca acaba cansando a quien la maneja, mientras que la esperanza de llegar a ser poderoso y rico con que están atiborrados los blancos no cuesta nada, absolutamente nada. ¡Que no vengan a alabarnos el merito de Egipto y de los tiranos tártaros! Estos aficionados antiguos no eran sino unos maletas petulantes en el arte de hacer rendir al animal vertical su mayor esfuerzo en el currelo. No sabían, aquellos primitivos, llamar “señor” al esclavo, ni hacerle votar de vez en cuando, ni pagarle el jornal, ni sobre todo, llevarlos a la guerra para liberarlo de sus paciones. Un cristiano de veinte siglos, algo sabía yo al respecto, no puede contenerse cuando por delante de él acierta a pasar un regimiento. Le inspira demasiadas ideas.
Conque al servicio de la compañía Pordurière del Pequeño Togo trabajaban, al mismo tiempo que yo, ya lo he dicho, en sus cobertizos y plantaciones, gran numero de negros y pobres blancos de mi estilo. Los indígenas, por su parte, no trabajaban sino a estacasos, conservaban esa dignidad, mientras que los blancos, perfeccionados por la instrucción publica andan solos.
La estaca acaba cansando a quien la maneja, mientras que la esperanza de llegar a ser poderoso y rico con que están atiborrados los blancos no cuesta nada, absolutamente nada. ¡Que no vengan a alabarnos el merito de Egipto y de los tiranos tártaros! Estos aficionados antiguos no eran sino unos maletas petulantes en el arte de hacer rendir al animal vertical su mayor esfuerzo en el currelo. No sabían, aquellos primitivos, llamar “señor” al esclavo, ni hacerle votar de vez en cuando, ni pagarle el jornal, ni sobre todo, llevarlos a la guerra para liberarlo de sus paciones. Un cristiano de veinte siglos, algo sabía yo al respecto, no puede contenerse cuando por delante de él acierta a pasar un regimiento. Le inspira demasiadas ideas.
lunes, 2 de enero de 2012
Extracto de “Los ejércitos de la noche” Norman Mailer
Extracto de “Los ejércitos de la noche”
Norman Mailer
(…)
No había duda. Todos los sanos marines, policías montados, atletas profesionales, estrellas de cine, campesinos pobres del sur, sensuales mafiosos amantes de la vida, polizontes, cierto proletariado, funcionarios municipales, amables políticos de aspecto lozano y proclives al soborno, tienen la mirada llena de luz (¿es la mariguana?) de la vida que disfrutan… Si, ellos estarían a favor de la guerra del Vietnam. Y, alineada contra ellos, una tropa encallecida, ¡toda una elite!: rescoldos de marxismo contaminado de freudismo, estratos de la genuina y vieja inquietud norteamericana: la clase media urbana, con sus generalizados y descomunales resentimientos adenoideos, su secreto amor esclavos por la venidera hegemonía del ordenador y los suburbios residenciales, si, ellos y sus hijos, por pura ironía, por pura ineptitud, por las chifladuras de la historia, se veían ahora abocados a posiciones cada vez mas militantes, a una resistencia ante la guerra que era vana –y en cierto modo consolidada- mezcolanza de pacifismo y comunismo de salón. Y sus hijos embarcados ahora en una escapada freaky desde los suburbios residenciales para una concentración “de amor” ante la fachada del pentágono.
Era en estos hijos en quienes Mailer tenia puesta cierta esperanza (una esperanza un tanto sombría). Estos dementes hijos de la clase media, lobotomizados de toda conciencia de pecado, con su malversación nihilista del os fondos morales de su clase, su inocencia, su avidez de apocalipsis, su increíble indiferencia ante el derroche: veinte generaciones de esperanzas enterradas, tal vez grabadas en sus cromosomas, ahora probablemente ardiendo como haces secos en los secretos fuegos inquisitoriales del LSD…, droga diabólica, concebida por el maligno para consumir el amor de los mejores, para arruinarles el hígado y dejarlos como malas hierbas de la gran urbe. De haber habido allí una maquina de discos, Mailer hubiera metido medio cuarto de dólar para escuchar “En el corazón de la ciudad que no tiene corazón”.
(…)
Norman Mailer
(…)
No había duda. Todos los sanos marines, policías montados, atletas profesionales, estrellas de cine, campesinos pobres del sur, sensuales mafiosos amantes de la vida, polizontes, cierto proletariado, funcionarios municipales, amables políticos de aspecto lozano y proclives al soborno, tienen la mirada llena de luz (¿es la mariguana?) de la vida que disfrutan… Si, ellos estarían a favor de la guerra del Vietnam. Y, alineada contra ellos, una tropa encallecida, ¡toda una elite!: rescoldos de marxismo contaminado de freudismo, estratos de la genuina y vieja inquietud norteamericana: la clase media urbana, con sus generalizados y descomunales resentimientos adenoideos, su secreto amor esclavos por la venidera hegemonía del ordenador y los suburbios residenciales, si, ellos y sus hijos, por pura ironía, por pura ineptitud, por las chifladuras de la historia, se veían ahora abocados a posiciones cada vez mas militantes, a una resistencia ante la guerra que era vana –y en cierto modo consolidada- mezcolanza de pacifismo y comunismo de salón. Y sus hijos embarcados ahora en una escapada freaky desde los suburbios residenciales para una concentración “de amor” ante la fachada del pentágono.
Era en estos hijos en quienes Mailer tenia puesta cierta esperanza (una esperanza un tanto sombría). Estos dementes hijos de la clase media, lobotomizados de toda conciencia de pecado, con su malversación nihilista del os fondos morales de su clase, su inocencia, su avidez de apocalipsis, su increíble indiferencia ante el derroche: veinte generaciones de esperanzas enterradas, tal vez grabadas en sus cromosomas, ahora probablemente ardiendo como haces secos en los secretos fuegos inquisitoriales del LSD…, droga diabólica, concebida por el maligno para consumir el amor de los mejores, para arruinarles el hígado y dejarlos como malas hierbas de la gran urbe. De haber habido allí una maquina de discos, Mailer hubiera metido medio cuarto de dólar para escuchar “En el corazón de la ciudad que no tiene corazón”.
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