Zlavoj Zizek, Vicion de Paralaje. II la paralaje solar. la insoportable pesadez de ser una divina mierda. (fragmento)
Lo mismo puede
plantearse en términos nietzscheanos. ¿Qué es efectivamente el eterno retorno
de lo mismo? ¿Ocupa el lugar de la repetición
fáctica, de la reiteración del pasado que debe ser deseado como fue, o de una repetición
benjaminiana, un retorno-reactualización de lo que se perdió en la ocurrencia
del pasado, de sus excesos virtuales, de su potencial redentor? Hay buenas
razones para interpretarlo como una posición heroica adherir a la repetición fáctica:
recordemos que Nietzsche planteaba enfáticamente que al enfrentarme a cualquier
acontecimiento de mi vida, incluso al más doloroso, debería reunir la fuerza
para desear con alegría su eterno retorno. Si leemos de este modo el eterno
retorno, entonces la alusión de Agamben al Holocausto como el argumento
definitivo contra el eterno retorno mantiene todo su peso ¿Quién podría querer
que retornase eternamente? Sin embargo, ¿que pasaría si rechazamos la idea de
eterno retorno de lo mismo como repetición de la realidad del pasado, en la
medida de que se basa en una noción demasiado primitiva del pasado, en la reducción
del pasado a una dimensión unidimensional de “lo que realmente ocurrió” que
borra la dimensión virtual del pasado? ¿si leemos el eterno retorno de lo mismo
como la repetición redimida de la virtualidad pasada? En este caso, aplicado a
la pesadilla del Holocausto, el eterno retorno de lo mismo nietzscheano significa
precisamente que se debe desear la repetición del potencial que se perdió por
causa de la realidad del Holocausto. El potencial cuya no concreción abrió el
espacio para que sucediera el Holocausto.
Es la mejor interpretación que conozco del "eterno retorno". No cabe duda que el pensamiento de Z., mal que les pese a muchos, tiene una fuerza inconteniblemente creativa.
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